La protección de la madera, para uso en construcción y en elementos arquitectónicos, ha sido una práctica milenaria para garantizar la durabilidad de este material en el tiempo, para reducir la tala del bosque primario y asegurar el buen comportamiento del material en ambientes corrosivos, húmedos, de características medioambientales difíciles o con riesgos de ataques por hongos y/o insectos.
Para ello, el hombre y la industria en general han desarrollado diversos sistemas de inmunización, desde los artesanales que consisten en recubrir la madera -elemento orgánico susceptible a los embates del medio ambiente y de los diversos agentes xilófagos como hongos, termitas o comejenes- con agentes petroquímicos para que ella los absorba naturalmente; o por medio de sustancias que “inyectadas” mecánicamente en la madera han demostrado gran efectividad en el propósito protector.
Tradicionalmente en Colombia y en el mundo, el método de inmunización más popular desde hace 50 años ha sido el de vacío presión o impregnación con sales CCA, aunque recientemente otros de corte más amigable con la naturaleza comienzan a ganar terreno en el mercado internacional, y tímidamente, en el nacional.
Sobre la madera inmunizada, los métodos utilizados, sus beneficios y contraindicaciones; sobre los nuevos métodos de protección para maderas y los ajustes a la norma colombiana que regula el uso de sustancias para inmunización, trata el siguiente artículo.
Los métodos Vs. el medio ambiente
Existen a saber al menos tres métodos para inmunizar la madera: los artesanales, por inmersión y por vacío presión, cada uno con porcentajes de efectividad variables de acuerdo con el grado de temperatura y de exposición que sufra el material a la intemperie.
Los sistemas artesanales o superficiales -que tienen como base la aplicación con brocha de sustancias a base de clorpirifos, piretroides y organofosforados- reportan buenos porcentajes de protección, aunque resultan costosos; razón por la cual para algunos está la opción del ACPM y del aceite quemado, que no son inmunizantes, sino solventes, que protegen la madera sólo cuando se mezclan con pentaclorofenol, una sustancia altamente tóxica (cancerígena) (2).
Para el caso del proceso de inmersión -con el que inició propiamente la inmunización de maderas y que consiste en introducir las piezas, por tiempos prolongados, en tanques con soluciones de agua con sales de boro para que el material absorba el compuesto- alcanza niveles sólo del 20 por ciento, dado que no siempre los químicos penetran profundamente la madera. Esta es una protección eficiente para madera interior, no expuesta a intemperie ni en contacto con el suelo, y para maderas blandas como los pinos.
El tercero es el método de vacío-presión que, explica Asocim VP (véase cuadro 1)- consiste en introducir la madera seca (3) en un cilindro o autoclave, para generar un vacío que extraiga la mayor cantidad de aire posible; luego seinyectan los inmunizantes entre 180 y 225 psi de presión. Una vez la madera está totalmente saturada de preservante,se recupera la solución sobrante y se efectúa unvacío final para el poro y dejar la superficie más seca y limpia y evitar así, derrames de inmunizantes.
Vale señalar que este proceso, en Colombia, se rige por los parámetros establecidos en la NTC 2083 que informa sobre las concentraciones mínimas que deben emplearseEste método -que suma más de cincuenta años de uso en Colombia, que es el más utilizado para madera a la intemperie y que ofrece hasta un 90 % de impregnación de la albura de la madera y la fijación de los químicos en ella tiene como su base las sales CCA: Cromo, Cobre y Arsénico, componentes que han demostrado altos niveles de efectividad a la hora de inmunizar.
En la formulación del CCA, que genera un inmunizante tipo C (4), cada elemento cumple una función clave: el cobre actúa como fungicida previniendo el ataque de los hongos, el arsénico -utilizado para prevenir el ataque de los xilófagos- funciona como pentóxido y el cromo fija los químicos en las fibras de la madera.
Sin embargo, se ha dicho también que las sales base del CCA pueden representar riesgos para el medio ambiente y la salud humana si al momento de la fabricación del inmunizante, la empresa productora no aplica las valencias o concentraciones precisas -según las normas técnicas de su país en la materia- o si no se apoya en las emitidas por organismos internacionales que regulan la sana producción de los compuestos químicos para tratar maderas.
Según el Icontec, en la NTC 2083, las empresas fabricantes de inmunizantes para el mercado colombiano deben lograr en sus productos, máximo un 6.4 % de sales por metro cubico de madera expuesta a la intemperie y un 9,6% para madera hincada en el terreno: el cobre debe tener una participación mínima de 1.43 kg por m3; el cromo una mínima de 2.95 Kg por m3 y el arsénico una de 1.97 Kg por m3. Si una empresa agrega, por ejemplo, más arsénico -el compuesto tóxico de los tres- tendrá una concentración desbalanceada y un producto riesgoso.
De otro lado, afirma el arquitecto Gustavo Garzón -experto colombiano en construcción con madera- que también hay riesgos para el ambiente si las empresas que inmunizan no aplican correctamente el vacío para extraer los excedentes del inmunizante, si no respetan los tiempos y la orientación de estabilización de la madera luego de inmunizada -de tres a cinco días en posición horizontal-, o si no realizan correctamente los vertimientos del inmunizante luego del uso, pues los residuos que resultan pueden provocar infiltraciones de compuestos tóxicos en la tierra.
Señalan las fuentes que, aunque existen numerosas empresas nacionales y extranjeras que fabrican productos de inmunización, no todas son precisas en sus formulaciones ni trabajan con materia primas de calidad, ni se ajustan a regulaciones o normativas -locales o extranjeras- para una formulación que asegure bajos niveles de toxicidad.
“Las empresas inmunizadoras deben utilizar preservantes que cumplan normas de calidad y que estén preferiblemente respaldadas por organismos de control internacional, como la AWPA, la American Wood Protection Association 5), que promulga normas voluntarias para la preservación de la madera y cuyos estándares sobre calidad de sustancias son mundialmente reconocidos”, asegura Asocim VP.
Las empresas conscientes de su responsabilidad deben ofrecer a sus clientes, información sobre sus productos, concentraciones y los insumos que utilizan, sobre los usos y cuidados a fin de una correcta manipulación que genere el menor riesgo posible a la salud, pues los productos inmunizados -por cualquiera de los tres métodos enunciados- asegura el arquitecto Garzón, deben ser para uso exclusivo en elementos arquitectónicos o de obra que no tengan contacto permanente con personas o animales; señala que, cuando se apliquen en muebles o parques, es obligatorio el uso de protectores para neutralizar el compuestos activo.
Sin embargo y al respecto, Asocim VP asegura que los riesgos para cualquier ser vivo, de usar madera inmunizada con CCA en elementos como muebles o parques infantiles es un mito, pues, en el proceso, la presión fija los preservantes químicos en una forma insoluble, el escape de producto es mínimo y la madera tratada no emana vapores ni gases al punto de que puede utilizarse en objetos y elementos interiores.
Así también asevera el que el arsénico o pentavalente usado en la producción de CCA es un metal natural que se encuentra en la corteza terrestre, en las plantas y en los organismos vivos; que el compuesto maneja valencias muy bajas y que todo lo corroboran estudios realizados por el departamento de Servicios de Salud de California (USA), que han concluido como el riesgo potencial del CCA es insignificante; que más bien se trata de falta de una correcta información al mercado y los consumidores de madera, en general.
“Falta mayor compromiso de las empresas a la hora de mantener bien informados a sus clientes, en dar a conocer las ventajas de usar madera inmunizada -en decirles, mejor, que su uso ayuda en el control regulado sobre la explotación de las maderas nativas o de bosque naturaly también en cumplir la norma técnica colombiana para madera tratada -que, aunque desactualizada- es necesaria para ofrecer productos e incluso un servicio ideal”, asegura Asocim VP.
Productos más amigables
En la cruzada de la industria por ofrecer productos y procesos más limpios, las empresas productoras de inmunizantes han desarrollado sustancias más amigables con el medio ambiente, bien reemplazando en arsénico por boro o borax -para lograr las sales CCB- u ofreciendo productoscon tecnologías más desarrolladas como el MCA, un inmunizante basado en un cuaternario de cobre, cuya base exclusiva es cobre en concentraciones altas, no contiene sales de arsénico y por ende ofrece unos niveles de toxicidad controlados con un excelente grado de protección a la madera.
Específicamente sobre este último, de tecnología norteamericana, cuyo proceso de extracción es más limpio que el del arsénico, favorece el color de la madera, reduce el riesgo de oxidación de los herrajes y cuenta al menos con tres certificaciones internacionales (6) que avalan sus beneficios y bondades ambientales- llegó a Colombia en 2010 pero ha tenido una difusión tímida a razón -afirma Asocim- de que aún no existe una norma técnica colombiana que avale su uso en el país y por ende, los proveedores están realizando pruebas y ensayos con aplicaciones moderadas.
Al respecto Gustavo Garzón afirma que en el país hace falta, no solo conocimiento sobre productos novedosos en el campo de la inmunización sino investigaciones para la aplicación y el comportamiento de esos productos en maderas nativas.
Señala el arquitecto que normalmente los productos importados llegan con unos estudios aplicados a maderas propias del país donde se adelanta el desarrollo. Aquí las empresas toman normas de otros países y tratan de ajustarse a ellas, y el orden lógico es que luego de las investigaciones se desarrolle la ciencia y después, las normas, pero para eso es fundamental asignar presupuesto a la investigación y en eso Colombia está en deuda.
“Sobre nuestro pino pátula, hay estudios escasos en tecnología; en cambio se han tomado ensayos de inmunización realizados en pinos de otras latitudes principalmente de Estados Unidos, Canadá y Chile- suponiendo que funcionarán para nuestras especies de pino, y las características del pino amarillo, del pino rojo, del pino caribe de Centroamérica o del pino radiata de Chile, son distintas a las de nuestro pino pátula y en esas comparaciones hay que tener cuidado”,
explica Garzón.
De otro lado, también se destaca actualmente en el avance técnico y tecnológico del rubro de la inmunización, el uso y desarrollo de equipos de inmunización más tecnificados: el reemplazo de autoclaves manuales por equipos automáticos que calculan y aplican la cantidad exacta de inmunizante, y el uso de cámaras
de secado con curvas programadas y computarizadas para controlar las temperaturas, el vapor y que realizan chequeos permanentes al proceso y a la madera dentro de la cámara.
Vale señalar que entes como Asocim VP, la Asociación Colombiana de Inmunizadores de madera mediante el sistema de vacío presión trabaja actualmente en pruebas en Pino pátula para aprovechar los usos y las posibilidades de la tectología MCA, estudios que combina con la tecnología de alta gama de sus empresas asociadas y que aseguran, han mostrado buenos resultados.